Un pequeño martillo realiza reparaciones en la esquina de su cabeza, dando órdenes a invisibles obreros y constructores. Y ella se pregunta por qué la mantención ocurre en los días de más trabajo y concentración, mientras se toma la cabeza con un gesto de dolor y busca en vano una dipirona en su mochila.
"¡No tiene caso!", grita el capataz. "¡Estamos retrasados con las obras!" La chica gruñe y sonríe a la vez. Los desafíos requieren reparaciones: el martillo sigue golpeando y ella solo suspira; piensa que es imposible contar historias en 99 palabras. Parece que sus empleados no están de acuerdo y siguen trabajando, machacando su cráneo en busca de perfección.
El dolor de cabeza le duró toda la clase.
"¡No tiene caso!", grita el capataz. "¡Estamos retrasados con las obras!" La chica gruñe y sonríe a la vez. Los desafíos requieren reparaciones: el martillo sigue golpeando y ella solo suspira; piensa que es imposible contar historias en 99 palabras. Parece que sus empleados no están de acuerdo y siguen trabajando, machacando su cráneo en busca de perfección.
El dolor de cabeza le duró toda la clase.
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