En días como hoy simplemente observo a través de las
ventanas, pensando en cómo brillará el sol y correrá el viento allá, en tierras
extrañas, desconocidas y anheladas del norte. Cada día siento esa presencia
tropical y nostálgica, pero hoy simplemente me atrapa en su hechizo.
En días como hoy el estómago se me cierra en un puño y el
corazón late asustado en mi pecho al pensar, al imaginar, al temer, al desear.
Es un latido también ansioso y juguetón, que brinca inseguro ante tu recuerdo.
En días como hoy siento como una soga tira de mi mente hacia
tu silueta y soy incapaz de dar un solo paso sin pensar en cómo lo darías tú.
No es doloroso, aunque sí lo es. Las palabras simplemente se atropellan y se
amontonan en la punta de mis dedos y en el borde de mis labios y se desparraman
por el universo sin un orden coherente.
En días como hoy siento que hay tanto que quisiera contarte
y tantas cosas que quisiera soñar contigo que río cuando todos me observan y
siento que las lágrimas aparecen cuando nadie lo nota. Durante las noches, me
acurruco entre las sábanas con una esperanza hecha sueño y una paciencia
infinita que a veces es la única que me consuela.
En días como hoy te extraño, te quiero, te pienso y te
escribo, recordándome que mis letras tienen tu ritmo y siguen tus huellas. Solo
que hoy se sienten borrosas y no soy tan buena detective como quisiera. No soy
más que una sombra de forma cuestionable y corazón de fría felpa, pero quisiera
ser como tú: un ser de humo, capaz de escabullirse en los rincones y penetrar
en el ser mismo de quienes nunca imaginaste.
En días como hoy, fantasma, quisiera que estuvieras aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario