Muchas cosas van mal y otras tantas podrían mejorar. Hay
metas, sueños e ilusiones, pero también muchas ansiedades, dolores, nostalgias
y temores. Quizás no sea tiempo de dragones y quizás nunca pueda blandir una
espada contra los demonios, porque la niebla siempre parece ser más fuerte.
Quizás el reflejo no sonría y el correo no actualice, quizás las palabras no se
quieran escribir y los pensamientos se nieguen a cooperar.
Muchas veces el calor es más fuerte que la resistencia y la
pereza más terca que la voluntad. Pero a veces corre una brisa rebelde y el
cuerpo responde a sus exigencias. No siempre las cosas son lo que gustaría que
fuesen y muchas veces los miedos se apoderan de cada una de las intenciones.
Pero también hay veces en que un recuerdo puede arrancar una lágrima de
felicidad, alegría y gratitud. Aunque las cosas se tambaleen, en el recuerdo
siempre estarán firmes.
Quizás haya sangre, dolor y muerte, pero también heroísmo,
verdad y justicia. Es difícil verlo, tal como es difícil mantener las
esperanzas, tal como es difícil, en ocasiones, continuar escribiendo. Pero
siempre se puede. Las letras besan su rostro de fantasma, dejando pequeñas
huellas en el camino. Y tal como ellas recorren su cuerpo y su alma, así
también las fuerzas pueden envolver nuestros pasos.
―No voy a olvidar ―susurra el viento.
Y sé que llegará pronto a su destino.
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