4 pasos necesarios para acometer un proyecto

jueves, 26 de julio de 2012

En este mismo instante estoy leyendo el cómic "La ruta de Joyce" de Alfonso Zapico, el que me está entreteniendo bastante, además de despertar mis antes inexistentes ganas de viajar y conocer el mundo. La obra, tal como indica el título, es un viaje del autor a cuatro ciudades de Europa en busca de datos sobre el escritos James Joyce, conocido por sus novelas incomprensibles ―al menos para mí. Vamos, que Ulises no hay quien lo entienda.

Acabo de terminar el primer capítulo, dedicado a Dublin en Irlanda. Es increíble cómo una obra puede transportarte a lugares tan lejanos, mientras estás miserablemente sentado en Chilito lindo, en el fin del mundo. El dibujo no es nada de otro mundo, pero la narración es fluida y va mostrando diversos lugares que el escritor conoció en su tiempo y que ahora han cambiado tanto. Como digo, la obra me está gustando mucho y no dudo que en un rato más la habré devorado por completo.

Punto aparte: ¿Cuál es el punto de este universo de hacerme leer y conocer sobre escritores famosos, geniales, alcohólicos ―punto para ti, Pájaro Burlón―, bohemios, libres e imposibles de imitar para mí? Es como una burla del mundo. En serio, ya entendí la ironía, ya entendí que no seré como ellos.... No es necesario repetírmelo en cada novela y cómic que leo. En serio. 

Como sea, en una de las primeras páginas de esta obra aparece una imagen bastante simpática acerca de los pasos necesarios para realizar un proyecto como el que el autor se había planteado ―algo grande, como el que quería hacer con el "La ruta de Joyce"― y que, en realidad, es un esquema obvio y no tan obvio sobre lo que todo autor o artista debe hacer al embarcarse en todo proyecto. 

Como pueden ver, es algo bastante obvio. Darse cuenta de lo que vas a hacer, entender que puede salir mal, decidirte y hacerlo. Lo lógico sería pensar que el paso cuarto es el más difícil de todos, pero realmente no lo es. Al menos, no para mí. 

Para mí el paso más difícil es entrar al paso uno y llegar al paso tres. Sí, vale, el paso cuatro es duro y lo que queráis, pero no lo sería tanto si realmente hiciéramos bien todos los pasos anteriores. Por qué... ¿quién, en su sano juicio, sabiendo que puede tener en sus manos una obra maestra, con la voluntad de sobrepasar todos los obstáculos y firme en su camino a trabajar... no lo hace? 

Actualmente intento trabajar en "El Proyecto" ―qué original que soy―, es decir, en una novela lo mejor hecha posible y los pasos anteriores bailan en mi mente haciendo la ronda. No estoy convencida de que vaya a ser una obra maestra ―ni siquiera algo decente, vamos―, con lo que ya empezamos mal. Si sabes que estás creando basura... ¿cómo podrían darte ganas de continuarlo? Siempre dicen que el escritor es el primer lector... si no te entretienes y enganchas a ti mismo, ¿cómo esperas que el resto lo haga?

Cuando me digo que no importa, que puedo darle una oportunidad a la historia de todas maneras, el paso dos me atraganta como un asesino en la oscuridad. "¡Esto es basura, muereeeee!". Y yo trato de liberarme de su agarre en mi cuello, patearlo, morder sus manos y salvarme... pero muchas veces muero y la historia se pierde en un "Guardar como" que nunca más abro.

Aún así, cuando paso al tercer paso, me escabullo por los rincones y logro evadir al malvado ninja mortal que quiere matarme, no es por mucho tiempo. Él siempre logra encontrarme. ¡Vamos, es un jodido ninja mortal! Y vuelve a agarrarme y a hipnotizarme mientras me asfixia: "Deja de escribir, es basuraa... sientes frío...". Y todo queda en nada. Empiezo y retrocedo.

Quizás sea porque realmente no sigo los pasos con disciplina. Paso de uno a otro de forma ligera, sin prestar mucha atención y tratando de llegar al último paso lo más rápido posible. Pero las cosas parece que no funcionan así. O quizás pienso demasiado y actúo poco, no lo sé.

Como sea, el esquemita de Zapico en "La Ruta de Joyce" me agradó bastante y me abrió los ojos. Quizás sea hora de tomar las cosas más en serio, dejar de soñar y comenzar a trabajar en esos sueños. Después de todo, si no resulta, siempre habrá otra oportunidad y otra y otra. Pero si no comienzo con la primera... pues menos podré volverlo a intentar.

Escribir no es una obligación, no es una carga. Es un gusto, un arte y una pasión. Pero si quiero lograr algo debo empezar a hacer cosas. Mucho ruido y pocas nueces, ¡hay que empezar a cascar nueces! Menos palabras y más palabras.

Tú me entiendes, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Santa Template by María Martínez © 2014