Mundo del Cómic: "The Stuff of Legend" y "Zendra"

domingo, 27 de mayo de 2012

Buenas a todos nuevamente:

En esta ocasión, me gustaría reseñar algunos cómics que he leído últimamente ―no han sido pocos, pero espero poder mencionar a mis favoritos― y que han llamado muchísimo mi atención; también actualizar la lista de los números que he traducido. Para evitar más rodeos, vamos a ello de inmediato.

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En primer lugar, tengo que mencionar un descubrimiento casual que se ha llevado muy buena impresión de mi parte. Se trata de "The Stuff of Legend", escrito por Mike Raicht y Brian Smith e ilustrado por Charles Paul Wilson III en el 2010. El cómic está ambientado en Brooklyn, durante el año 1944 y cuenta la historia de un grupo de juguetes que deberán realizar un viaje hacia el Reino de la Oscuridad para rescatar a su dueño, un niño que ha sido secuestrado por el malvado Hombre del Saco y arrastrado al clóset del chico, donde está se encuentra su Reino. Allí, el grupo de juguetes, que serán transformados una vez que pisen el reino del Hombre del Saco, deberán enfrentarse a otros juguetes que han caído bajo la influencia del Maestro Oscuro para rescatar al niño.

Es una historia muy emocionante y, aunque la temática a primera vista puede parecer infantil, consigue atrapar al lector desde las primeras páginas. Tiene un toque que podría recordarnos a Toy Story, dado que juguetes parlantes y con vida siempre tendrán ese dejo de recuerdo, pero lo que realmente define esta historia son los dilemas y los cuestionamientos a los que se enfrentan los personajes. Como el peligroso viaje va haciéndolos cambiar y cómo lentamente el Hombre del Saco logra hacerlos dudar de sus propósitos iniciales.

Por supuesto, este enemigo se lleva mucho crédito, ya que no solamente consigue equilibrar la balanza y presentar un desafío interesante ante los héroes, sino que permite que el lector vaya también dudando de su verdadera maldad. ¿Es realmente malvado? ¿O podría llegar a tener razón en lo que plantea? Así, vemos en algunas viñetas a un Maestro Oscuro que parece ser más bien un justiciero incomprendido y en otras a un personaje cruel e inhumano que desprecia a sus propios seguidores.

En suma, es un cómic totalmente recomendable para cualquiera que disfrute del mundillo y que le hará pasar un rato muy agradable en compañía de estos personajes. Tiene una segunda parte que todavía no he tenido el placer de leer, pero que espero conseguir pronto; en cuanto lo haga, traeré más novedades.

***
Por otro lado, desde la zona de "Traducciones" traigo la reseña de un cómic que ha sido bastante interesante, pese a salirse un poco de mis afinidades personales de héroe y luchas entre el bien y el mal clásicas. Se trata del cómic "Zendra" escrito por Stuart Moore, dibujado por Martin Montiel Luna y entintado por José Carlos Buelna y Mostafa Moussa. Fue publicado en el 2001 y cuenta la historia del año 12544, en que la raza humana ya ha dejado de existir, exterminada por la raza de los jekkariano, temibles guerreros que nunca han luchado entre ellos y que son el terror de la galaxia. No obstante, la esperanza no se ha esfumado y el Dr. Forcilia ha logrado lo imposible: crear a una humana a partir de ADN artificial. Lo que no sabrá, es que ella será la clave para el renacer de la raza humana y la única que podrá llegar al mítico planeta de Zendra, donde una sorpresa espera escondida en aquel rincón del cosmos.

Es un cómic de corte galáctico, lo que a primera vista no me atraía del todo, pero nuevamente la figura del enemigo principal, el longevo Abathor, un fiero guerrero jekkariano, temido en todo el universo, le dio la fuerza suficiente al cómic como para interesarme más allá de la mera traducción. La protagonista del número, Halle no tiene una fuerza expresiva y argumental tan marcada, pero la compañía del aesiriano ―un compañero de una raza aleinígena que se considera la forma de vida más superior de todo el cosmo― Tau le da mucho interés a la obra, además que brinda aquellas escenas de comedia que amenizan la trama. 

Diría que Abathor y Tau son mis dos personajes favoritos, aunque la saga entrega bastantes de ellos, siempre en torno al conflicto galáctico que se centra entre Halle y Abathor por la supervivencia de la raza humana. Es un cómic fácil de leer, sencillo, quizás no demasiado memorable, pero que sí hará pasar un buen rato al lector aficionado, especialmente a aquel que guste de números "espaciales".


Resumen de Traducciones: [Desde el 17 de marzo de 2012]

  1. Duel #3
  2. Gun Fu 01 al 05, junto con una precuela de la saga y un número especial [Showgirls are forever]
  3. Warrior of Plasma 001
  4. Smoke and Guns, una novela gráfica muy recomendable.
  5. Top Ten #4, segunda temporada.
  6. Teen Titans Go! #32 - #38 y #43 al 55.
  7. Vaquero Shaolin #4
  8. Witchblade #5 al #12 
  9. Fantastic Four - Marvel Age #9 al #12
  10. Zendra #3 al # 6
  11. Nine Volt #3 y #4
  12. Wonder Woman y las Furias #3 
  13. Black Canary v.1 (1993) #5, #6, #7 y trabajando el #8

No deja de ser triste

viernes, 25 de mayo de 2012

***

―Te extrañé mucho ―dijo la niña, abrazando brevemente al ángel. Se veía majestuoso en el cielo, con sus alas desplegadas en todo su esplendor. Ella adoraba acariciar sus plumas suaves y mullidas mientras él reía por lo bajo al sentir las cosquillas.

―También te extrañé, pequeña ―dijo él con una mirada algo triste en su rostro. Ella la detectó de inmediato y sin más rodeos le exigió explicaciones. ¿Se encontraba bien? ¿Por qué no la había visitado? ¿Acaso había hecho algo malo?

Él le explicó pacientemente que no se trataba de ella; había tenido que resolver algunos asuntos Allá Arriba y no había podido venir antes. Se sentía algo apesadumbrado y cansado por las tareas que tenía, pero esperaba que se aliviaran pronto. Era simplemente un período de bastante trabajo.

―Nada que no pueda manejar ―aseguró él, aunque se notaba cierta vacilación en la voz―. ¿Qué has hecho tú?

La niña ignoró la pregunta directa y, sentándose en el borde de la cama, miró directamente hacia los ojos oscuros de su ángel.

―¿Hay algo más que no me has dicho? ―Él no notó la mirada suplicante en su propia mirada infantil y el ligero temblor de su manos al preguntar―. ¿Quieres contarme algo?

―Es solo que a veces me siento desganado. ―Le sonrió con sinceridad―. Pero verte me ha hecho sonreír, pequeña. ―Le tomó una de sus manos y la apretó con fraternidad―. Dudo entiendas mucho, pero si quieres puedo contarte algunas cosas…

El ángel comenzó a contarle de sus tareas Allá Arriba, muchas de las cuales ya conocía, pues se las había contado con anterioridad. A medida que el ser alado continuaba hablando, ella sonreía con oculta pesadumbre y sincera alegría ―ambas emociones luchaban en su interior por el dominio y no era un combate demasiado fácil. Se rió cuando él rió y le apretó la mano cuando lo veía decaer. No obstante, él parecía aliviado a medida que las palabras fluían y que la niña inocente frente a ella acompañaba con su emociones transparentes y genuinas lo protegían.

Finalmente, el ángel dejó de hablar y mirando hacia el cielo, colocó una expresión de asombro.

―¡Ya es muy tarde! Solo venía a saludarte en esta ocasión, pero como ya sabes, tengo asuntos que atender. ―Ella asintió con la cabeza y corrió a abrazarlo nuevamente, ante lo cual el rió por lo bajo, francamente contento y revolvió un polo su cabello―. Gracias por estar aquí. Suena extraño, pero esta vez creo que tú has sido mi ángel. Mañana estaré aquí y hablaremos más ¿de acuerdo? Palabra de ángel. ―Se llevó una mano a su corazón.

Ella brincó en la cama nuevamente y con una mano saludó la figura de su amigo alado mientras se disolvía en un haz de luz. Dos pares de gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas un segundo después de que el ángel se hubo marchado. ¿Por qué siempre ganaba la tristeza, finalmente? ¿Por qué alegría era tan débil? Debería entrenarla más, no era posible que perdiera cada batalla.

La niña se acurrucó en su cama y apagó la luz de su habitación, mientras se tapaba con sus cobijas. Había esperado ansiosamente la llegada del ángel, porque una angustia persistente y difícil de roer había aquejado sus días y aquella noche había sido especialmente dura. Había esperado que las palabras sabias y las plumas suaves del ángel calmaran su corazón frágil y trajeran paz y esperanza a sus pensamientos. Pero el ángel, en aquella ocasión, había necesitado de su pequeña ayuda para despejar su mente atribulada de pensamientos y la niña no había podido contarle sus penas. Quizás no eran tan grandes después de todo ¿no? Podría con ellas. Pero de todas maneras la decepción no la abandonó.

Y, en realidad, no deja de ser triste que nuestro ángel, el único ser que podría entender nuestra tristeza y llevar ilusión donde solo hay desesperanza, a veces se marche ―feliz e ignorante― sin que distinga más que la mano con la que despedimos su estela en la oscuridad.

Tendremos que aprender a vivir sin un ángel. Tendremos que dejar de ser niños.

No deja de ser triste.

Hora de dormir.

Dolor en la oscuridad [Fanfiction]

domingo, 13 de mayo de 2012

***

―¿Qué sucede?

Todas sus conversaciones parecían empezar de la misma manera últimamente. Él sabía que ella no confiaría en nadie más para romperse, pero aún así quería ser cauteloso, prudente, considerado y ella lo apreciaba.

La oscuridad era apenas desafiada por algunos rayos de la luminosidad del exterior que el gran ventanal junto a la cama dejaba entrar a la habitación. Su silueta cansada se recortaba en el borde de la cama y Rorek se incorporó del todo, esperando una respuesta. Aguardó algunos segundos hasta que notó sus hombros relajarse un poco.

―¿Otra pesadilla?

Sabía que no era eso y su risa algo amarga vino a confirmarlo del todo. Los ojos celestes del albino se adaptaban con facilidad a la penumbra y, aunque sabía cómo tratar con Rachel, siempre tenía miedo de aquellas conversaciones. Y ella lo sabía.

―No exactamente. ―Su voz era apenas un susurro.

Solo él podía notar que ella temblaba suavemente, que su piel estaba más pálida de lo normal y que sus ojos se entornaban con un dolor que lo hacía estremecer. Se levantó rápidamente, rodó la cama y se acuclilló frente a ella, trémulo y angustiado por el dolor de su novia. ¿Por qué no podía tener un solo descanso? ¿Por qué siempre ella?

―¿La música otra vez?

Ella asintió quedamente. Su mirada estaba fija en un punto del ventanal, perdida en un horror que solo tenía cabida en su propia mente. Odiaba esa mirada de asustado dolor que adquiría su semblante durante las noches. Cada día parecía una tortura y aunque durante las mañanas y tardes ella lo disimulaba lo mejor que podía, simplemente la noche no le daba descanso.

―Rachel…

’Cuz I’m losing my sight, losing my mind, please somebody… No puedo olvidarla, cada vez que me duermo…

―¡Rachel! ¡Reacciona!

El hechicero notó sus ojos oscurecerse de dolor, rabia y deseo, dejando surcos en su rostro pálido. El demonio pidiendo a gritos ser liberado para lidiar con tanta oscuridad. Ella cerró los ojos y se levantó bruscamente con aquella velocidad abismal que él jamás podía prever.

―No, estoy bien ―murmuró incoherentemente―. Rorek, solo fue un…

―Él está…

―¡No! Él no está. Es solo…

―Tu mente…

―Estoy bien.

―Rachel…

―Estoy bien.

―Eso no es…

―¡¡Estoy bien!!

Rachel cortó el silencio con un jadeo y sonrió con ironía. Estoy más loca que una cabra ¿no es así? Rorek se acercó a ella con más ímpetu. Su figura varonil y vibrante la reconfortó durante unos instantes, pero siempre duraba demasiado poco. Tenía que concentrarse en él, en todo su mundo, en la risa de sus amigos, en el toque de su amante, en el aroma de las mañanas…

No en él.

Sintió sus brazos rodeándola y se apoyó en su pecho siempre cálido con el fuego del dragón en su corazón, tratando de sonreír, de parar de temblar. Odio estas noches. Se supone que yo soy la fuerte del dúo.

«¿Y yo que soy?», preguntó él, divertido. «¿La mucama?»

El héroe.

―No empecemos ―le advirtió el albino con un tono de reprobación en su voz, mientras la estrechaba un poco más. Los mechones de cabello violeta le hacían cosquillas, pero era lo último que tenía en mente en aquel momento―. Tú me hiciste un héroe ¿recuerdas? Soy solo un caballero errante en deuda con su dama…

Ella sonrió. Adoraba el tono de su voz cuando hablaba de esa manera. Medieval. Elegante. Suave e intenso como un poema susurrado en la oscuridad.

―No empecemos ―repitió ella, algo más tranquila y con un tono de ironía en su voz. Se separó de él, rodando los ojos y tallándose un ojo―. Vamos, esto es ridículo. Lamento haberte despertado. ―Rachel se dirigió nuevamente hacia la cama, observando con recelo el ventanal.

―¿Me contarás qué sucedió?

La joven bajó la vista un segundo. No quería hablar de ello, ni siquiera quería pensarlo. El rostro burlón de su enemigo, moviéndose con la precisión letal de una serpiente, provocándola, torturándola, desgarrando su piel y quebrando sus huesos. Los gritos de los demás que no lograron sobrevivir, el conocimiento de que finalmente él lo había logrado… Crear la máquina perfecta…

―Mañana ―dijo ella―. Cuando haya luz.

Rorek aceptó aquello. No lo dejaría pasar, pero tampoco la dañaría más con su insistencia. La abrazó bajo las sábanas, besándola en la frente, prometiéndose protegerla, prometiendo no dejarla nunca sola nuevamente. Pero ya había fallado y ella ya había pagado el precio. Cuando encontrara a ese cabrón… cuando encontrara a aquel que la torturó durante meses para convertirla en su títere…

―Deja de pensar en él ―murmuró ella por lo bajo con voz ronca.

―Yo no…

―Émpata ¿recuerdas? Rencor, odio. Vamos, quiero algo como arcoíris y pajaritos. Sé como Starfire por una noche ¿vale? O piensa en lo divertido que es que nuevamente le haya quitado el puesto en el cine a Terra. ―Su risa lo reconfortó―. Eso fue muy gracioso.

―Está bien, está bien. Seré bueno. Buenas noches, Rach.

―Buenas noches, hombre dragón.

Pero su voz nunca la abandonaría, ni siquiera en los brazos de aquel que amaba más allá de todo su entendimiento ―que no era poco. El tono de voz de su némesis, que transformó cada nota en dolor puro. Ni siquiera aquella noche. O cualquier otra.

For the King, for the land, for the mountains, for the green valleys where dragons fly. For the glory, for the power to win the Black Lord I will search for the Emerald Sword ―cantó suavemente Rorek en su oído con aquel tono de voz que no servía para la música.

Pero el hombre a su lado sí sabía cómo sanar su corazón herido, su cuerpo agotado y su alma desgarrada. La música no tenía por qué ser fuente de agonía ¿verdad? No con un guerrero milenario allí, respirando junto a ella, recordándole que tenía razones por las que resistirse, por las que no sucumbir y convertirse en un arma de guerra, en un asesina. El demonio podía encontrar refugio y fuerza bajo las alas de su dragón ¿no?

No temas, asesina. ―La voz traía verdad y dolor a la oscuridad―. Ni hombre ni dragón te alejarán de mí, porque… Oh, Rachel, Rachel, serás tú quien vuelva a mí.

Y así sería.

Mundo del Cómic: Y, el último hombre

Pues aquí estamos nuevamente para una nueva excursión al mundo del noveno arte. En esta ocasión, comentaré un cómic que tuve el gusto de leer hace unas semanas y que me llamó bastante la atención. Se trata, como podréis haber adivinado en el título, de "Y, el Último Hombre", a cargo del guionista Brian K. Vaughan y el dibujo de Pía Guerra y Goran Sudzuka.

Este cómic fue publicado pro DC cómics a través de su sello Vértigo. Empezó a publicarse en septiembre del 2002 y terminó de hacerlo el año 2008, año en que también ganó el premio Eisner a la mejor serie. Es una serie de 60 números, que en España han sido editados en 11 tomos por Norma —hasta el tomo 4, números #17 de la versión USA— y Planeta de Agostini.

La serie se trata sobre lo siguiente: Un día cualquiera, de forma inexplicable y fulminante, algo arrasa a todos los hombres y portadores del cromosa Y de todo el planeta, incluyendo animales, espermatozoides, embriones, etc. Todo aquel ser vivo que haya tenido el cromosa Y cayó muerto de un segundo a otro. El mundo se sume en un momentáneo caos y confusión hasta que las mujeres, sobrevivientes de la "plaga" comienzan a tratar de que el mundo siga funcionando, aun sabiendo que la raza humana parece destinada a desaparecer.

No obstante, sucede algo extraño: Yorick, un muchacho joven, escapista por afición y su mascota, el chimpancé apodado Ampersand sobreviven inexplicablemente a la trama. Así, el joven se transforma en el último hombre sobreviviente de la Tierra, ignorante de lo que se está generando a su alrededor. Con la ayuda de la agente 355, la dra. Mann y otras aliadas que se irán sumando en su camino, el joven Yorick y su mono comienzan un viaje por el mundo con el fin de encontrarse con su novia, Beth, que se hallaba en Australia al momento del exterminio, y de descubrir qué fue lo que mató a todos los hombres. 

Es un cómic que en un comienzo no me atraía demasiado, ya que sonaba algo cliché y predecible, pero a medida que iba avanzando en los números se volvió adictivo y muy interesante. Destaco principalmente a los personajes de Hero, la hermana del protagonista —su evolución y los errores que comete la vuelven un personaje muy intenso y humano—, la agente 355 —aquel toque de rudeza, humor y secretismo hacen muy fluido el viaje y se transforma en el complemento perfecto para Yorick y la dra. Mann, cuyo pasado fue el que más me gustó, sin mencionar que su personalidad y la importancia de su participación —con el drama que conlleva enterarse en los números finales de la relación con su padre— la hacen un personaje muy entrañable y emotivo.

Las enemigas del número no me agradaron tanto. Las hijas de las amazonas perdieron su fuerza a lo largo de los números y los grupos militares no parecían lo suficientemente sólidos como para ser un contrapunto de peso para los héroes. Diría que el verdadero enemigo de todos ellos era la incertidumbre y los pequeños conflictos que se iban generando entre ellos. El final... Pues vaya, bastante agridulce y, aunque en cierto modo, no me lo esperaba del todo,  la escena final fue, a mi gusto, perfecta: precisa e ideal, aunque quizás el último número fue algo abrupto.

Con todo, es un cómic que, pese a la extensión, recomiendo encarecidamente. Los 60 números me los devoré en una semana y creo que incluso me hubiera gustado contar con algunos más para cerrar del todo la serie. No obstante, creo que sería para un lector nuevo una experiencia agradable si es que la dosifica, que los sorprenderá bastante y que le permitirá una lectura amena. 

Además, permite cuestionar varias cosas a lo largo de la trama. ¿Es el hombre realmente necesario para la vida humana? ¿A qué extremos llega la humanidad en su opresión mutua, en sus prejuicios y estereotipos? ¿Realmente vamos de camino a la igualdad y la justicia o simplemente nos dejamos arrastrar por la pasión irracional de nuestra aparente superioridad? Las mujeres del cómic se distinguen al responder a cada pregunta. Dependientes, aguerridas, serenas o autónomas; extremistas o prácticas. A veces basta un empujón para despertar odios dormidos ¿no?

Hasta la próxima x)

Mundo del Cómic: Witchblade

viernes, 4 de mayo de 2012


Ya que me comprometí conmigo misma a hacer más o menos un registro de lo que estaba haciendo en el mundo del noveno arte, me dedicaré en esta entrada a contar de las últimas traducciones que he podido desarrollar en este último tiempo. Dudo tenga tiempo de hablar sobre las últimas lecturas (¡Aunque hay algunas obras muy buenas!), por lo que en esta oportunidad la dedicaré a las traducciones.

 Mi último trabajo traducido fue Witchblade Takeru: Manga. No, no es manga en sí, aunque es lo que llaman ahora “estilo manga”. No veo cuál es la verdadera diferencia, realmente, ya que a mis inexpertos ojos parece simplemente igual; podríamos señalar como “gran distinción” que es de editorial norteamericana, pero el dibujo y estilo es idéntico al japonés.

Traduje losnúmeros #5, #6, #7, #8, #9, #10, #11 y #12 ―los últimos―, por lo que no conozco el origen de la trama que me tocó leer. Por lo que pude apreciar, cuenta la historia de Takeru, una chica de secundaria que por un motivo que seguro explican en los primeros números es la portadora de una arma demoníaca letal: la Witchblade. Es un mundo de demonios brutales y de hombres incluso más salvajes que se unen en el Japón moderno. 

Destacan los personajes de Kou, el mejor amigo de la protagonista y poseedor de la legendaria espada Mata Demonios ―sí, qué conveniente. Además de esta convenientemente genial arma, también el chico es heredero de un amplio linaje de cazadores de demonios que han luchado por generaciones para mantener los demonios a rayas. Otro personaje interesante es Lady Fuura, una brutal demonesa con una trágica historia de venganza y tortura. 

La trama se centra en la chica y su arma mágica. Todos querrán perseguirla: desde los demonios que la reclamaban como suya hasta el subsecretario de Defensa de los Estados Unidos, quien será una figura importante para entender el origen de la guerra. El final es bastante agridulce y no me terminó de convencer, además que deja la posibilidad de una continuación, pero al menos no es del todo simplón, aunque por pelos. 

En lo personal, el cómic en sí no me llamó mucho la atención. Hay poco diálogo y mucho énfasis en las escenas de combate ―no del todo realistas― y en los atributos de la protagonista y, en general, de todas las mujeres que aparecen en el cómic. No fue algo que realmente quede en mi récord de obras memorables, pero es un trabajo más y para quien le guste Witchblade, podrá disfrutar de los últimos números en español.
El manga, pese a ser esta vez de corriente norteamericana, sigue sin agradarme del todo. Tal vez en otra oportunidad podamos acercarnos un poco más.

Hasta la próxima vez x)

Pequeña cobarde

miércoles, 2 de mayo de 2012

A veces simplemente me canso.

No, no de la vida, no de mi vida. De ti, pequeña. Es simplemente agotador ver cómo sigues caminando con una venda en los ojos, procurando ignorar las espinas que rozan tu piel y las palabras que gritan a tus espaldas. No me malinterpretes, no es que quiera verte caer al lodo o que lágrimas de sangre caigan por tus mejillas.

Me gustaría que… te detuvieras un solo segundo, fría, racional, fuerte, valiente y dijeras: basta. Basta de lo que eres, basta de lo que haces, basta del miedo y de las dudas. Simplemente basta. Sé que no lo harás, sin embargo. Te quedarás allí, taciturna, temerosa y confundida, sin saber qué rumbo tomar. Finalmente decidirás que la mejor ruta es la que ya vienes andando.

Sé que oyes las palabras y sé que te duelen mucho. Que la amargura amenaza con ganarte la batalla y que en ocasiones pasas horas enteras con una mirada perdida, intentando que el volcán de tus emociones… de señales de vida.

A veces sientes que te ahogas, que tu cuerpo tiembla y que simplemente aquella hiel raspa tu garganta. ¿Qué puedo decirte? ¿Qué las cosas mejorarán? No lo harán si tú no actúas. Y no lo harás. A veces te odio, pequeña. Te odio tanto que quisiera arrancarte esa vida que no mereces de tus manos indiferentes. Otras veces, una lástima infinita se apodera de mí al verte esforzándote tanto por continuar y sonreír, pese a que no vale la pena que lo hagas.

Sé que detestas mi lástima, pero a veces no puedo evitarlo. Qué clase de criatura insignificante trata de ser feliz entre las cadenas que podría romper. No eres única: hay muchos más allá afuera, durmiendo entre los barrotes, sabiendo que tal vez podrían escapar, pero suspirando de resignación en su propia cobardía.

Sí, veo tus lágrimas asomándose por tus ojos. En cierto modo, me alegro. No, no celebro tu dolor, celebro la capacidad que tienes para poder sentirlo. Quizás dentro de poco sea todo lo que sientas, aquella agonía fría y amarga a la que te has acostumbrado. Será tu último refugio ¿no? Añorarás un toque en tu piel que jamás has sentido, un roce en tus labios que jamás te han regalado o el viento energizante sobre tu rostro que nunca has experimentando. Pero lo añorarás, aunque nada de eso te haya ocurrido.

Ahora veo tus lágrimas cayendo frente a mis palabras. Te veo encorvarte y apretar los dientes, humillada por la vergüenza y el dolor. Siento esas lágrimas caer por mis ojos también, pero sé que no serán nada mañana. Sé que estas palabras se las llevará tu mente, porque son solo reflejos y nada más que caprichos. Son mis palabras, ¿qué pueden importar? ¿Acaso alguien las llevará en su corazón? ¿Acaso tú las recordarás luego? Solo recordarás el dolor.

Porque así eres tú, pequeña cobarde.

Y a veces duele más pensar que somos la misma persona.
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