Susurro: Días de niebla

jueves, 4 de abril de 2013

En días como hoy simplemente observo a través de las ventanas, pensando en cómo brillará el sol y correrá el viento allá, en tierras extrañas, desconocidas y anheladas del norte. Cada día siento esa presencia tropical y nostálgica, pero hoy simplemente me atrapa en su hechizo.

En días como hoy el estómago se me cierra en un puño y el corazón late asustado en mi pecho al pensar, al imaginar, al temer, al desear. Es un latido también ansioso y juguetón, que brinca inseguro ante tu recuerdo.

En días como hoy siento como una soga tira de mi mente hacia tu silueta y soy incapaz de dar un solo paso sin pensar en cómo lo darías tú. No es doloroso, aunque sí lo es. Las palabras simplemente se atropellan y se amontonan en la punta de mis dedos y en el borde de mis labios y se desparraman por el universo sin un orden coherente. 

En días como hoy siento que hay tanto que quisiera contarte y tantas cosas que quisiera soñar contigo que río cuando todos me observan y siento que las lágrimas aparecen cuando nadie lo nota. Durante las noches, me acurruco entre las sábanas con una esperanza hecha sueño y una paciencia infinita que a veces es la única que me consuela.

En días como hoy te extraño, te quiero, te pienso y te escribo, recordándome que mis letras tienen tu ritmo y siguen tus huellas. Solo que hoy se sienten borrosas y no soy tan buena detective como quisiera. No soy más que una sombra de forma cuestionable y corazón de fría felpa, pero quisiera ser como tú: un ser de humo, capaz de escabullirse en los rincones y penetrar en el ser mismo de quienes nunca imaginaste.

En días como hoy, fantasma, quisiera que estuvieras aquí.
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