Deriva

domingo, 20 de agosto de 2017

Hay una sombra en mí. A esta hora, teclea que teclea, aturdida en el silencio. Hace frío, dicen. Allá afuera. ¿Qué será sufrir? En cursivas, con un énfasis, casi un paréntesis, en la mente. Sin esperanza. Floto en un calor de serenas ilusiones, a la deriva, fingiendo entender. Me reconozco en ese vibrar, esa presión vacía, ese estar y ser aire amargo. ¿Dónde está la rabia? Desaparecida entre lágrimas, entre perdones inmerecidos, asfixiada en un amor que odia el silencio, que llora en la ducha. Duerme. Oye las llantas, sueña al despertar con palabras sin mensaje. Puntitos lila, ecos de ayer, burlas ahogadas. Y no temas. Eres algodón y cenias, leña mojada en invierno. Mejor pretender que nadie más sabe mirar las lucecitas anaranjadas en el anochecer.


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