Del baúl IV

domingo, 8 de enero de 2012

 Carta de Suicidio - Concurso Lectores Escribiendo

Querida familia:
Me dije a mí misma que no iba a hacer esto. Lo prometí. Te lo prometí a ti. A mí. A todos. Incluso a gente que apenas conozco. Pero todos sabíamos que fallaría ¿no? Creo que es algo bastante obvio. Siempre sospeché que iba a pasar y, en el fondo, creo que lo esperaba, que lo ansiaba. Algo en mí quería que esto pasara.

Quisiera poder decir “lo siento” sin sentir que las lágrimas resbalen por mis mejillas, ¿pero qué sentido tiene? Ya están cayendo. Creía que sería más difícil. Que ese dolor estaba más profundo, más enterrado, encerrado en una jaula en lo más hondo de mí. Que podría ignorarlo por siempre. Y sin embargo, bastó solo un segundo, un instante, una palabra para que simplemente todo se rompa. Estoy temblando de miedo, de dolor, de asombro. Apenas puedo terminar de trazar estas palabras cuando el borrón de mi mano lo estropea.

Quisiera abrazarlos a cada uno y oír lo que necesito oír. Oír que soy algo, que puedo vivir, que solo necesito olvidar, que solo necesito tiempo. Pero las lágrimas ya son saladas en mis labios y no lo comprendo. No entiendo por qué esto sucedió así. Cada segundo que pasa, siento que mis ojos no pueden soltar más, que la cabeza me quiere estallar, que todo es injusto. Y no es así, solo es que soy tan débil…

Causé dolor desde que supiste quién era. ¿Recuerdas, mamá? Tú no querías que yo viniera a este mundo. Sabías que vendría a sufrir. Tenías razón ¿no? Aunque no de la forma en que tú creías. Sé que me amas, sé que mis pensamientos están errados, pero no puedo, no puedo sentirlo. No puedo. Me detengo a pensar en ocasiones y simplemente veo que no hay nada frente a mí, que no hay nada más que hacer. Que el futuro no vale la pena. ¿Más dolor? ¿Más carga para todos ustedes?

Todo era más fácil cuando apenas sabía lo que hacía. Cuando mi mayor pena era que no pudiera jugar con mi muñeco preferido o que nos castigaran a mi hermano y a mí porque estuviéramos haciendo mucho desorden. Cuando vivir era solo sonreír con él e inventar mundos nuevos con tan solo un segundo .Lo amo mucho también. Sé que llegará lejos. Sé que logrará cumplir con sus metas y perseguirá sus sueños de piezas de ajedrez, computadores y autos. Espero que algún día mire atrás y me recuerde como su hermana que era medio loca, que amaba los Jóvenes Titanes y se la pasaba escribiendo.

No quiero causarles dolor. Y sé que con esto lo haré. Pero será solo un tiempo. Sé que podrán recuperarse. Siempre lo han hecho. Son más fuertes de lo que yo jamás podría soñar. Lamento no poder cumplir con el único sueño que me había logrado mantener aquí y que era el triunfar en las letras. Siempre creí que simplemente eso me ayudaría a seguir, que no importaba lo que sucediera, lo que sufriera, la amargura que cubriera mi vida, escribir lo sanaría todo. Supongo que no pueden distraer esto. Soñé con hacer magia con solo palabras. Pero… los sueños solo son sueños. Y no me bastaron.

No pido que me perdonen, sé que no me lo merezco. Quisiera que todo fuera diferente. Quisiera que hubiera otro modo. Pero no lo veo. He pasado tantos años buscando una alternativa. Sé que no he sufrido ni la mitad de lo que debería. Sé que mi dolor no se compara con el de cualquier otro que de verdad sienta su corazón acongojado. Pero quisiera que miraran al cielo y dijeran: Hija, hermana, sobrina, nieta…te perdono, te amo, espero que estés bien.

No puedo decir más. Las lágrimas siguen fluyendo y me río, porque es ridículo. Todo lo es. Pero ya no importa. Espero que sus vidas se llenen de felicidad y nunca duden que yo los amé y los amo con todo mi corazón. Solo que mi corazón parece que no tenía suficiente espacio para mí. Me hubiera encantado ser una mejor hija. Familia, perdónenme. Esto es mi elección. Y ya lloré demasiado como para soportar también sus lágrimas. Espero algún día puedan comprenderlo.

Hasta entonces…
Los llevaré siempre conmigo.
P.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Santa Template by María Martínez © 2014