Amargura

martes, 21 de agosto de 2012

El hombre miró a través de la ventana y soltó un suspiro cansado y amargo, que nadie más percibiría. El gris parecía empeñado en teñir sus ojos y cada imagen que veía se le hacía dura y sin lustre, tan diferente a como su mente la había recreado.

"¿Por qué tan melancólico", preguntó su hermano con una mirada taciturna. "¿Otra vez perdido en los sueños?"

Él se quedó en silencio unos segundos antes de responder.

"El problema no son los sueños, sino la realidad", contestó y apartó la mirada de la ventana sucia que continuaba mostrando lo que todos veían, pero que para él solo era el espejo de una cortina enmohecida y vieja. Sonrió con amargura y cerró los ojos para ver la verdadera realidad.

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