Debido proceso

martes, 16 de octubre de 2012

―No más de lo que yo lo he hecho ―sonrió ella mientras lo besaba en la comisura de los labios con cierta malicia y burla que podía apreciar en sus ojos tan oscuros como los de él. Negó con la cabeza y se separó un poco, chapoteando en el agua fría del lago.

―¿Cómo lo haces? ―preguntó él con una mirada penetrante. Ella sabía ya que ese tipo de miradas auguraban una conversación seria, por lo que lo miró directamente con una expresión algo confusa―. Ser tan tú…

Soltó una carcajada. «¡Tonto romántico!», pensó en decirle, pero ella tampoco estaba libre de pecado. Más de una vez se habían reído hasta las lágrimas con las palabras de cada uno y habían intentado envolverse en ellas hasta caer dormidos. Ante ese nuevo despliegue de queda dulzura, ella simplemente se encogió de hombros y sonrió.

―Tal como tú. Simplemente así. ―Se mordió un labio y volvió a chapotear, esta vez con más fuerza, salpicándolo de algunas gotitas de agua fría. Él lanzó un grito de sorpresa y protesta, causando, inevitablemente, que la chica le tirara un chaparrón de agua que lo dejó tiritando.

―¡Me las pagarás!

―¡Inocente hasta que pruebe lo contrario, Su Señoría!

«Siempre»

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