Susurro: Contradicciones

viernes, 8 de febrero de 2013

―¿Dónde estamos? 

El vagabundo de mirada burlona se encogió de hombros y continuó observando la basura que lo rodeaba. A su alrededor, grandes murallas de piedra se alzaban de forma amenazadora y claustrofóbica, pero él apenas podía notarlo. Quizás si recordara su nombre las cosas irían cambiarían, pero tampoco se esforzaría en ello.

―¡Necesito saber en dónde estamos!

―¿Por qué?

Era una pregunta perfectamente razonable, sin lugar a dudas. Ese histerismo y esa ansiedad no llevaban a ninguna parte. ¿A qué venía tanta exasperación por saber dónde se encontraban? No era como si saberlo fuera a cambiar algo, ¿verdad? El silencio que siguió a su pregunta le dio una sensación renovada de triunfo, como si hubiera aplastado a un enemigo especialmente odioso.

Pronto comenzaría a hacer frío y todavía no había reunido la suficiente madera para esa noche en particular. Con un gruñido, se levantó del rincón donde se encontraba y comenzó a caminar por las calles vacías. De vez en cuando chocaba con algunos postes, que se volteaban a gritarle insultos, pero apenas los escuchaba.

―¿Dónde estamos? ―volvió a preguntar. 

Bufó por lo bajo. El vagabundo de la mirada burlona comenzó a reunir la leña suficiente mientras ignoraba esa pregunta impertinente. Si recordara su nombre, las cosas cambiarían. Se daría cuenta de que la  pregunta había aparecido hacia mucho tiempo atrás y que podría ser útil. Pero…  ¿qué sentido tenía responderla ahora? 

―Vamos, vamos ―se dijo a sí mismo, porque nunca había nadie a su alrededor―. Hará frío esta noche, tenemos que juntar leña.

Mientras caminaba, los edificios comenzaron a iluminarse lentamente con el sol naciente de un ardiente verano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Santa Template by María Martínez © 2014