Susurro: A oscuras

lunes, 18 de febrero de 2013

La noche siempre ha pertenecido a los creadores. A los escritores, músicos, artistas, pintores, constructores de sueños, mentiras y verdades en forma de inspiración. Y hoy, mientras solo la luz penetrante de la pantalla me devuelve la mirada, puedo sentir el susurro de la noche que se acerca.

Una noche que me ha sido prohibida, que desperdicio con algo tan burdo como el sueño y que, sin embargo, trato de aprovechar, en compensación, soñando en grande, preparándome para cuando el día vuelva a recibirme. Y pese a todo… siento que me llama. Siento que su ligero cosquilleo de gelidez y soledad murmuran mi nombre.

Está allí afuera, esperando a que la abrace y prometa no abandonarla nunca más, pero estoy atrapada aquí adentro, en una oscuridad que es muy distinta a aquella que la propia naturaleza le ofrece a los artistas insomnes, adictos a la emoción, rebeldes insomnes que luego observan el día, confusos por su luz.

¿Será el frío? ¿El silencio? ¿La oscuridad? ¿Qué será lo que causa este jadeo, este anhelo por lanzarme a la calle con una libreta bajo el brazo y sentarme en un rincón para ver el brillo de la luna en los zapatos de un extraño? Incluso el aire mismo huele distinto. Huele a sueños rotos y a corazones rojos, a mensajes entre la niebla, a frío que arde.

Pero eres prohibida, noche mía. Eres prohibida, porque las luces que se apagan a mi alrededor, también son una orden, un grito y una amenazan que me alejan de ti, que me llevan a cerrar los ojos hasta que desaparezcas en el horizonte. Solo conozco bien a tu hermano, el Día, que es más perezoso, más juguetón, más ligero, productivo y simple. 

Pero algún día os domaré a ambos. Y verás cómo las letras fluyen bajo el amparo de tu abrazo, verás cómo la sangre corre por mis brazos ante los cortes de mi dolor, verás cómo los gritos de guerra se escuchan en el campo de batalla, te ruborizarás cuando sienta su nombre entre los trazos curvos de las palabras y verás realmente cómo es mi alma, esa seductora e imaginaria esencia que me forma y que ahora solo está enjaulada entre barrotes de oro.

Por ahora solo somos extrañas. Pero un día, serás testigo de quien soy en realidad y me conocerás. Conocerás lo que soy y lo que amo y te poseeré tal como otros ya lo hacen. No temas ese día. Yo tampoco lo haré.

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