Susurro: Suele pasar

lunes, 25 de febrero de 2013

Técnicamente esto no debería estar pasando. Todo comenzó como una broma, una apuesta o una borrachera, no recuerdo bien, pero que recuerdo que no debió terminar así. Si no estuviera tan asustado, probablemente me estaría riendo. 

Arañé las paredes con las manos y grité de dolor cuando una uña se me partió en dos y empezó a sangrar. La sola idea de que una uña pudiera romperse de esa manera me hizo sentir angustiado y aterrorizado, pero no atiné a nada más que chuparme el dedo y empezar a patear el techo con los pies tanto como podía hacerlo en un espacio tan reducido.

―Vamos, vamos, vamos. ―Más tarde me daría cuenta que estuve diciendo eso todo el rato que estuve dentro. ¿Fueron horas? ¿O solo segundos? Cuando por fin pude atravesar la madera con mi pie ensangrentado, grité de alivio al encontrarme al fin fuera de esa caja infernal.

No entendí por qué todos estaban vestidos de negro ni menos qué estaba haciendo en una Iglesia. O por qué todos se pusieron a gritar de repente.

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